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lunes, 16 de julio de 2012

EL CATOLICISMO SEVILLANO Y SU INFLUENCIA EN LA AMÉRICA COLONIAL


Durante todo el periodo de la Reconquista, los caballeros castellanos trataron de convertir a los musulmanes y judíos, empeño que ya en el siglo XVI y en misiones por el norte de África continuó. Sería no obstante el descubrimiento por Cristóbal Colón de las tierras americanas lo que proporcionaría un amplísimo territorio para la acción evangelizadora Hispánica. Como es sabido España traspasó a América el idioma, costumbres e instituciones tanto civiles como religiosas.
La ciudad de Sevilla se convierte entre los siglos XV al XVIII en el centro neurálgico de América, ya que servía como ejemplo de cultura y modelo de disciplina eclesial para el clero secular. El Pontífice Alejandro VI con fecha 3 y 4 de mayo de 1493 y por sus bulas Inter Coetera, delega en los Monarcas Católicos la misión de llevar el Evangelio a las descubiertas y conquistadas tierras americanas, les recomendaba muy especialmente el envío a las Indias de varones temerosos de Dios, instruidos y que fueran doctos en materias de enseñanza del Evangelio a todos los infieles. 
En el año 1511 Julio II, a través de su bula Romanus Pontifex, decreta que los tres primeros obispados en América formaran parte de la Provincia de Sevilla dependiendo de su Arzobispado, siendo los obispados creados los de Santo Domingo, Puerto Rico y Concepción. 
La práctica sacramental forma parte esencial de la vida espiritual de todo cristiano. En el Ritual Hispalense de los siglos XIV y XV que se puede consultas en la Biblioteca Colombina, se sigue minuciosamente la liturgia en la Sevilla del bajo medioevo. 
El más importante es el Bautismo, puerta de otros sacramentos, y que cómo es lógico fue el primero que se administró a los indios americanos integrándolos así en la Iglesia Católica. Sabemos por el cronista Bernal Díaz del Castillo que desde los primeros tiempos de la llegada a México del Hernán Cortés fue su máxima la de bautizar infieles. Se conocen datos que en los primeros años de la conquista hubo bautizos en masa cuya labor fue encomendada a los franciscanos desembarcados en 1524. Sin embargo otras zonas americanas como Perú, no se realizaron en principio muchos bautizos, Perú era una extensión de territorio amplísimo y la falta de sacerdotes era evidente. 
Franciscanos y dominicos, en principio sólo administraron a los indios los sacramentos de Bautismo y Matrimonio, por supuesto el de Penitencia no faltó. El sacramento de la Eucaristía sólo era dado con la autorización expresa del arzobispo y los prelados decidían quienes deberían recibir el sacramento de la Confirmación. 
Una vez que los territorios estaban calmados y pacificados, los religiosos destacados para cristianizar a los naturales hicieron grandes esfuerzos para que la enseñanza del catolicismo a los nuevos cristianos se mantuviera, dándoles adoctrinamiento antes y después del Bautismo y predicándoles la Doctrina a los adultos todos los domingos y diariamente a los niños. 
Como se ha dicho al principio de la entrada, España exportó a la América colonizada además del idioma, nuestras costumbres y las instituciones tanto civiles como religiosas. Sobre la institución religiosa cuyo protagonismo se llevó a cabo por religiosos Franciscanos, Dominicos y Mercedarios, fue bastante análoga y espiritualmente semejante a las costumbres peninsulares, por tanto la vida espiritual en todos los territorios gobernados por virreyes, capitanes generales o instituciones cívicos militares fue similar en general. 
Pero hay que reseñar dos aspectos en la religiosidad del español que se instalaba en América: el culto a la Eucaristía y la devoción a la Virgen, lo que se puede comprobar fácilmente consultando la documentación existente en el Archivo de Indias, especialmente en los legajos de bienes de difuntos. 
Sin duda el culto a la Eucaristía se manifiesta de manera inequívoca en las fiestas del Corpus Christi, celebración que en la Sevilla de los siglos XV, XVI y XVII como fiesta cívico religiosa fue la más importante de todas las celebradas, su señalado fin de rendir culto a la presencia real de Cristo en la Eucaristía era motivo para hacer una autentica fiesta en la que participaban todos los estamentos sevillanos y que llegaron a convertir la ceremonia litúrgica un autentico espectáculo. La fiesta del Corpus se trasladó a la América Colonial con todas sus categorías y costumbres, en especial tuvieron gran resonancia las fiesta del Corpus que se celebraban en la localidad peruana de Cuzco. 
La devoción a la Santísima Virgen en América, fue para los nativos muy popular. Los primeros conquistadores ya la llevaron en las naves que cruzaron el Atlántico, es conocida la costumbre de Pizarro de rezar a diario las horas de Nuestra Señora, su hermano Gonzalo era devotísimo de Santa María, Valdivia fue el que financió la construcción de la ermita de Nuestra Señora del Socorro en Santiago de Chile, por lo que no debe de resultar extraño que América sea conocida como “mundo de María” ya que quinientas ciudades llevan nombre de advocaciones marianas. 
Finalmente hacemos mención a una devoción sevillana por excelencia la de Nuestra Señora de los Reyes, devoción que en la América Colonial arraigó hasta el punto que la advocación de Virgen de los Reyes posee capilla propia en las catedrales de México, Puebla y Lima. 
Sobre la Semana Santa, otra de las manifestaciones religiosas que los españoles llevamos a las tierras americanas, es tema que dejaremos para otra entrada.

José Mª Villajos Ruiz

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