Hoy nuestra Archicofradía está de fiesta. Tras los días del Triduo a nuestra Titular, celebramos la Función Solemne en Su honor. Pidamos a nuestra Madre y Señora -Ella, que siempre es derrochadora de Mercedes en nuestro beneficio- por nuestra Hermandad y por todos sus hermanos, sin olvidar tampoco pedir por nuestras hermanas, que mañana serán las protagonistas de un Cabildo Extraordinario histórico para nuestra Archicofradía: mañana, efectivamente -si así nuestros hermanos y hermanas lo disponen- se equipararán, en igualdad de derechos, hombres y mujeres en nuestra Hermandad, incluyendo la salida en la Estación de Penitencia de nuestras hermanas. No olvidemos que el fondo, en este caso, es mucho más importante que la forma: la convocatoria del Cabildo permitirá, por fin, asumir una realidad evidente y justa, la de la plena igualdad entre hombres y mujeres, todos ellos -y ellas- hermanos y devotos del Señor y de la Virgen de la Merced. Todos debemos reconocer esta realidad, y actuar generosamente en consecuencia: Pasión, una de las hermandades más antiguas y con más solera de nuestra ciudad, debe dar este paso ya, aquí y ahora, permitiendo a nuestras hermanas -que de hecho ya desarrollan importantes cargos en nuestra Junta de Gobierno, en lo que también este mandato ha sido precursor- equipararse plenamente al resto de los hermanos. Olvidemos egoísmos, parcialidades, equívocas banderías, intereses propios, idearios trasnochados, deseos y aspiraciones insatisfechas y criterios absurdos y puntillosos, que deben ser ajenos a una corporación a la que definimos, por defecto, como cristiana, y que difícilmente se entenderían tanto por nuestros hermanos de Pasión como desde fuera: olvidemos las formas y centrémonos en el fondo. Démosles, por fin, a nuestras hermanas aquello que, en justicia, debe ser suyo: el derecho inalienable de acompañar al Señor y a nuestra Madre en la estación de penitencia. Serán, sin duda, un ejemplo para todos. Y no se merecen menos de nosotros.
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