Nuestro Arzobispo, con su tarjeta de donante de órganos
José Pérez Bernal
Coordinación de Trasplantes de Sevilla
EL EJEMPLO DE LA HERMANDAD DE PASIÓN
EL COFRADE Y LOS TRASPLANTES
Curiosamente, muchas de las palabras que veneramos en el vocabulario cofrade coinciden con las que utilizamos los sanitarios en los trasplantes. ¿Existen palabras más cofrades que Angustias, Dolores, Amargura, Soledad, Calvario, Lágrimas, PASIÓN o Muerte? Son las sensaciones que sienten las personas que tienen una muerte anunciada y están en una lista de espera de trasplantes. Su única Esperanza reside en la generosidad, en el Amor al prójimo, de las familias de las personas fallecidas. Una donación de órganos logrará hacer realidad el gran milagro de los trasplantes: Demostrar que es posible la Vida después de la Vida.
Soledad, Penas, Expiración, Entierro, Tristezas o Silencio son palabras relacionadas con las vivencias de las familias de los Donantes de Órganos. Ellos, con mucha frecuencia, también utilizan la palabra Consuelo. Saber que su ser querido nos dejó regalando VIDA les ayuda a seguir viviendo y alivia la cicatriz de su alma. Gracias a la generosidad y MERCED de su buen corazón, encontramos palabras de tanta grandeza como Resurrección, Salvación, Salud, Luz, Paz …. en las personas que vuelven a nacer. Con las donaciones de órganos, una muerte se transforma en Esperanza y Resurrección. Gracias a los trasplantes muchas personas con una muerte anunciada, que podemos ser cualquiera de nosotros, pueden disfrutar de una segunda oportunidad en la vida. Esa “prórroga” que le ha regalado un Ángel anónimo hace que disfruten de una PASIÓN POR LA VIDA.
APRENDER A VIVIR DE NUEVO
Cuando estas personas se trasplantan vuelven a nacer, vuelven a vivir y a tener futuro. Pero para lograrlo han tenido que superar meses de ingresos en un Hospital, meses de incertidumbre y desesperación, de dolor físico, de complicaciones y aislamiento. Meses de soledad, de lucha y temores. Esta experiencia tan fuerte, tan dura, suele engrandecerlos como seres humanos. También a sus familiares y amigos. Tras superarlo se convierten en seres de una categoría muy especial.
PASIÓN POR LA VIDA.
Después de todo lo pasado, ven la vida de otra manera, disfrutan de la vida con mayor intensidad. Valoran las cosas realmente importantes, se preocupan por lo que, de verdad, merece la pena, luchan por los demás, fomentan la solidaridad, saborean los pequeños detalles de su maravillosa “prórroga” de VIDA que le han regalado. Una PASIÓN de sufrimiento se transformó en PASIÓN por la VIDA.
HAZTE DONANTE DE ÓRGANOS, HÁBLALO EN FAMILIA
Para ser donante de órganos no hay que apuntarse en ningún sitio. No es necesario estar en ningún registro. Solo hay que hablarlo en familia. Al menos una vez hay que hablar de ello, decir a nuestros familiares más cercanos que si alguna vez nos llega la muerte, cuando ya no necesitemos el cuerpo, que autoricen la donación de órganos para trasplantes, para salvar a otros hermanos enfermos que sufren una enfermedad terminal. Que digan SI en caso de que en el Hospital, los médicos o enfermeras Coordinadores de Trasplantes, les soliciten una donación de órganos. Que sigan el ejemplo de la Hermandad de PASIÓN.
Que digan SI al Amor al Prójimo, como me afirmaba nuestro Arzobispo, Monseñor Juan José Asenjo, mientras le hacía una fotografía mostrando su Tarjeta de Donante. ¡Que digan SI A LA VIDA!
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