miércoles, 22 de julio de 2009

LA CASA DE BORBÓN Y LA ARCHICOFRADÍA SACRAMENTAL DE PASIÓN (III): DON CARLOS DE BORBÓN Y ORLEÁNS

S.A.R. SRMO. SR. PRINCIPE

DON CARLOS MARIA DE BORBÓN Y ORLEÁNS

INFANTE DE ESPAÑA

(1908-1936)

HERMANO DE PASION

Don Carlos de Borbón y Orleáns fue un joven digno de ser recordado por nuestra Hermandad y espejo donde se debe mirar mucha de la juventud de hoy. Poco -yo diría que nada- se conoce del príncipe Carlos de Borbón, apenas unas líneas disueltas en algún libro o artículo sobre los Infantes de España.

El Príncipe era una persona de carácter abierto, de trato agradable y muy sociable, para él Sevilla tenía un encanto especial, se relacionaba con todas las personas sin distinguir clases. Sus padres le habían educado con un alto nivel de exigencia, desde pequeño le inculcaron que el tratamiento de Alteza no era ningún privilegio, lo único que significaba era tener mas obligaciones que los demás. De profundas creencias religiosas y sin una pizca de beatería.

Se hizo hermano de nuestra Archicofradía de la mano de don José Sebastián Bandarán, (Capellán Real y Camarero de nuestra Imagen) el día 2 de marzo de 1923 con catorce años de edad, siendo admitido en el Cabildo de Oficiales celebrado el 11 del mismo mes y jurando las Reglas ante nuestro Titular el mismo día. Le tomó juramento el entonces Secretario don Ignacio Cáceres en presencia del Hermano Mayor don Paulino de Leyba, Celador don Antonio Huete, Fiscal Sr. Rodríguez Díaz, Tesorero don Luis de la Campa, Mayordomo Sr. Murga y don José Sebastián Bandarán que celebró la Eucaristía. Es el primer Borbón que forma parte de nuestra Hermandad en el siglo XX.

Desde la fecha que entra a formar parte de nuestra Hermandad y hasta su obligado exilio por el advenimiento de la República, su asistencia a todos los cultos es puntual y devota. No falta a las novenas, comuniones generales, procesiones de impedidos y sobre todo a la estación anual de penitencia, donde jamás, pese a su condición de Príncipe, admitió un puesto relevante ya fuesen en culto internos o externos, muy al contrario gustaba colocarse donde menos destacara. Su devoción a Jesús de Pasión en la que cifraba todos sus amores, le llevaba a ayudar a vestir y desnudar al Cristo, haciéndolo con tanta reverencia y respeto que don José Sebastián Bandarán se admiraba cuando lo veía.

Nace nuestro Príncipe en Santillana del Mar (Santander) en el palacio de Barreda propiedad de los Marqueses de Benamejí de Sistao el día 5 de agosto de 1908. Sus padres eran S.A.R. don Carlos de Borbón y Borbón hijo del Conde de Caserta, y S.A.R. Dña. Luisa Francisca de Orleáns y Orleáns hija de los Condes de París. Bautizado el 12 de septiembre por el obispo de Sión monseñor Cardona en los salones del mismo palacio, recibe los nombres de Carlos María, Fernando y Luis Felipe. Son sus padrinos de bautismo el Duque de Calabria representado por su tío S.A.R. Rainiero de Borbón y la Condesa de París abuela del recién nacido.

Príncipe de Borbón por Real Decreto de S. M. Alfonso XIII de fecha 3 de agosto de 1908 y que dice:

"Queriendo dar prueba de Mi Real afecto a mis primos Don Carlos de Borbón y Borbón y Dña. Luisa de Francia Orleáns y Orleáns con motivo del próximo alumbramiento de ésta.

Vengo a disponer que al hijo o hija que nazca y a los demás que nacieren en lo sucesivo del matrimonio, se dará tratamiento de ALTEZA REAL y se tributarán y guardarán iguales Honores, Preeminencia y Distinciones que a los INFANTES DE ESPAÑA, a quien seguirán inmediatamente en el orden jerárquico como PRINCIPES DE LA CASA DE BORBÓN.

Dado en San Sebastián a tres de agosto de mil novecientos ocho. Alfonso Rey. El Presidente del Consejo de Ministros Antonio Maura Montaner."

Hasta el nacimiento del príncipe Carlos sus padres habían vivido en el Palacio Real de Madrid, al regreso de Santillana del Mar alquilan una casa situada en la calle Zurbano mientras acondicionaban la que habían comprado en la calle Lista, que sería su domicilio definitivo.

Durante el tiempo que transcurre hasta que don Carlos es nombrado Capitán General de Andalucía, la vida del Príncipe es familiar junto a sus hermanos. Alterna sus estudios con las visitas los jueves y sábados a Palacio para estar con sus primos los hijos de Alfonso XIII, los del Infante Alfonso de Orleáns y los de la Infanta Teresa. Otras veces marchaban a pasar el fin de semana (incluido los mayores) a lo que entonces era un pabellón de caza y hoy es el Palacio de la Zarzuela. Su hermana Dña. María -Condesa de Barcelona- en sus memorias lo relata de forma muy amena:

"Ibamos en unos pequeños autobuses a los que llamábamos familiares. Las chicas viajábamos en un familiar y los chicos en otro y a los pobres mecánicos de dábamos la lata para ver quien llegaba primero. Todos llevábamos nuestra comida en tarteras; la tortilla y el filete empanado con las cantimploras de agua. Cuando llegábamos montábamos las tiendas de campaña y hacíamos garitas por parejas. A mí me tocaba casi siempre con la Infanta Cristina.

En el año 1921 es nombrado su padre Capitán General de Andalucía con sede en Sevilla, lo que motivó que toda la familia trasladara su residencia a la capital andaluza con la consiguiente y general alegría por parte de todos, en particular para la madre del príncipe Carlos, ya que Villamanrique de la Condesa era su lugar favorito para pasar temporadas y la tenia a pocos kilómetros. La cercanía de Villamanrique fue motivo también para que el joven Carlos practicara sus deportes favoritos, la caza y la equitación. Solía ir también a las playas de Sanlúcar de Barrameda y Chipiona con sus hermanos, allí se reunía con sus primos los Baviera, Orleáns, Sajonia-Coburgo y otros familiares.

La Capitanía General por entonces estaba situada en la Plaza de Alfonso XII (hoy de la Gavidia), al no estar terminadas las obras de acondicionamiento de la nueva residencia familiar, tuvieron que alojarse por algún tiempo en el sevillano Alcázar. Para la madre de nuestro Príncipe fue muy emotivo alojarse en el edificio donde había vivido su abuela y nacido su madre Isabel.

Al contrario que su padre y su hermano Alfonso, Carlos de Borbón y Orleáns no eligió la carrera militar. Termina sus estudios de bachiller en el sevillano colegio de Villasis, donde también es recibido como miembro de la Congregación de los Luises. Los exámenes de Grado para obtener el titulo los realiza en Madrid en el Instituto Cardenal Cisneros con la calificación de sobresaliente. Una vez obtenido el Grado de Bachiller se matricula en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Murcia, donde realiza el primer curso de carrera, trasladándose seguidamente el expediente académico a la de Sevilla donde la finaliza en 1929 con todas las asignaturas calificadas de sobresaliente.

El 1 de agosto de 1929 a la edad de 21 años es llamado a filas, quedando encuadrado en el Batallón de la Caja de Reclutas nº 17 y destinado el 1 de febrero de 1930 al Tercer Regimiento de Zapadores Minadores en Sevilla. Finalizado el periodo de instrucción jura fidelidad a la bandera el 22 de febrero del mismo año; acto muy solemne celebrado en el cuartel de Ingeniero de la Borbolla al que asistieron toda la familia resultando -según reflejaba la prensa diaria- muy emotivo. Después de la jura se sirvió un espléndido almuerzo y a la tropa un magnifico rancho costeado todo por el príncipe Carlos.

Durante el tiempo que estuvo cumpliendo el servicio militar, ascendió desde soldado a Brigada de Complemento. Ya en el exilio y residiendo en Cannes (Francia), recibió notificación escrita fechada el 27 de mayo de 1931 a través del Vice-Consulado de España en esa ciudad de su baja en el Ejército, aunque seguía perteneciendo al Cuerpo en concepto de Zapador y en situación de licencia ilimitada, quedaba por lo tanto obligado a pasar las revistas anuales reglamentarias. De hecho paso las correspondientes a los años 1931 a 1935.

Llegado el año 1931, la situación española no es nada tranquilizante, el descontento se palpa en todos los estamentos, fuesen políticos, militares o civiles. Las circunstancias hacen que la monarquía caiga pese a los esfuerzos de los monárquicos. Alfonso XIII abandona España. La República estalla el 14 de abril.

Don Carlos de Borbón y Borbón con toda su familia, siempre fieles a su Rey, abandonan España a bordo del "Cabo Razo" propiedad de Ybarra. La Condesa de Barcelona en sus memorias lo cuenta así:

"Llegamos en tren, en la estación no esperaba nuestro hermano Alfonso de uniforme, nos dijo que era mejor no deshacer el equipaje porque la cosa estaba regular, cuando llegamos a casa papá quiso hablar con el Rey pero no pudo. A la hora del almuerzo sonó el teléfono, era el Rey que le dijo a papá que se marchaba porque venía la República. Nos quedamos helados, pero papá y mamá no perdieron la calma, naturalmente nosotros también nos tendríamos que ir."

En Sevilla embarcan en el "Cabo Razo" (propiedad como se ha dicho de la Compañía Ybarra), al desembarcar en Gibraltar el capitán del barco le entrega al padre de nuestro Príncipe la bandera de España que ha ondeado en la popa de la nave durante la travesía. A los dos días siguieron viaje a Marsella en un barco inglés y desde allí a Cannes donde estuvieron hasta el mes de junio. Ya en París el joven Carlos se instala en un piso alquilado en la rue de Lannase, lo primero que hizo fue colocar en el recibido la bandera Española regalada por Ybarra e instalar en el bajo su taller de escultura.

Durante los años de exilio el príncipe Carlos los pasa perfeccionando sus estudios de Arte en París, realizando algunas esculturas de mérito: el busto en mármol de su hermana la Condesa de Barcelona, el de su cuñado el Príncipe de Asturias Don Juan de Borbón y Battemberg, también esculpió el busto de su padre y un San Luis de Francia tallado en madera. Los veranos los pasaban por lo general en un pequeño pueblo llamado La Napoule, distante a unos pocos kilómetros de Cannes donde residían sus abuelos y otros familiares. Don Carlos compró un pequeño barco para que hiciesen regatas por el río Segne que estaba al lado de La Napoule, nuestro imaginativo Príncipe lo bautizó con el nombre de "Cadomaes" (las dos primeras letras de cada uno de los hermanos).

Durante 1935 se celebraron varias bodas dentro de la familia del Rey, y como es lógico a todas ellas asistió el Principe vistiendo el uniforme de Maestrante de Sevilla. Se casaron en ese año la Infanta Beatriz en enero, el Infante Jaime en marzo y la Condesa de Barcelona en octubre. Todas las bodas fueron en Roma, porque en Roma estaba el Rey que siempre era el padrino.

Debo añadir que aunque a nuestro Príncipe no se le conoció -al menos yo no tengo constancia- de tener prometida para casarse, en la documentación militar del Suboficial Borbón hay un documento de fecha 31 de octubre de 1930, firmado por el Comandante Mayor de su Regimiento dando autorización militar para contraer matrimonio. Si este documento fue expedido a petición del joven Carlos, mi opinión es que la elegida era Teresa de Orleáns-Braganza, hermana de la condesa de París.

El 18 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil en España. Carlos de Borbón y Orleáns, Príncipe de Borbón e Infante de España, no lo duda; solicita permiso al Monarca para incorporarse como voluntario a las Fuerzas Nacionales. La actitud del Príncipe emociona a Alfonso XIII que con su bendición le concede el permiso. Después de mil peripecias para cruzar la frontera franco-española, lo consigue la noche del 30 de julio. Ya en España se presenta en la Comandancia Militar de Pamplona para ofrecer sus servicios. Como tenía la graduación de Brigada de Complemento de Ingenieros, es destinado al Grupo Mixto de Zapadores Minadores con guarnición en la misma plaza.

Es ascendido al empleo de Alférez de Complemento y desde el primer día es encargado de la instrucción de voluntarios para la Milicia Nacional. Pero el cargo de instructor de reclutas, pese a que ponía su mejor espíritu y una constante preocupación por el mejoramiento material y espiritual del soldado instruido por él, no le conformaba; él quería estar en primera línea, en el frente. (transcribo la carta que con membrete del Gran Hotel La Perla de Pamplona y fechada el 18 de agosto de 1936 escribe a un compañero de armas):

"Querido J. María:

Por uno de mis compañeros de cuartel te mando estas letras, esperando que tanto tú como M. Sola sigáis bien.

Yo estuve a punto de salir con este compañero para ésa con la compañía, cosa que me hubiese encantado, pues van camino de Somosierra, pero el Comandante me dijo que había recibido ordenes de no dejarme salir debido a mi nombre, lo cual me empieza a fastidiar, pues aunque mi deseo es de estar en primera línea, la gente empezará a decir que yo me las arreglo muy bien para no exponer nada mientras los otros se dejan matar.

Adiós, querido J.M. Rogándote saludes cariñosamente a M. Sola y todos los demás amigos y conocidos, te manda un fuerte abrazo tu siempre amigo que nunca de olvida

Carlos.

No se puede ser mas claro y sincero en su deseo de luchar en el frente.

Después de mucho insistir por parte del Alférez Borbón de sus deseos de estar en primera línea, hace que el Mando lo destine al frente de Guipúzcoa, pero no como Zapador para realizar trabajos especiales, sino como fuerza de Infantería. La mañana del 25 de agosto salen de Pamplona hacia su destino al mando de una Sección de la 2ª Compañía del Grupo Mixto de Zapadores. Desde ese mismo día el Alférez Borbón cooperó en las conquistas de Behovia, Irún, Guadalupe y San Sebastián.

En fechas sucesivas toma parte en operaciones con el resultado de la conquista de Azpetia, Azcoitia y Elgoibar, este último punto bastante "machacado" por la artillería. El día 25 de septiembre es ocupado el llamado por ellos mismos "Monte Cónico" (debido a la forma geométrica del monte). Este territorio era fundamental para que las unidades motorizadas que marchaban tras la infantería pudieran pasar, lo que significaba que había que mantenerlo a toda costa. La artillería bombardeó durante dos días sin tregua, las bajas por parte de los soldados que mandaba el Alférez Borbón fueron de consideración, sólo contaba con 30 hombres. Al día siguiente 27 de septiembre cuando el Príncipe Carlos animaba a sus soldados un proyectil le impacta en la frente cayendo a los pies del sargento que le acompañaba.

Todavía con vida es trasladado de inmediato a un caserío llamado Belarretaberri, situado en el kilometro 5 de la carretera de Elgoibar a Marquina, donde fallece a los pocos minutos. Su cadáver fue velado por compañeros de armas hasta ser enterrado en el cementerio de Tolosa.

Dos días después, el 29 de septiembre el Alférez de Ingenieros Don Carlos de Borbón y Orleáns con los correspondientes honores castrenses, reciben sepultura en el panteón de la familia Eloségui, según consta en el Folio 256, Libro nº 24 de Finados, Registro nº 248 de la Parroquia de Santa María de la Villa de Tolosa y cuya acta de enterramiento firma el cura ecónomo don Braulio Arocema Lerchundi.

Sus padres y hermanas en marzo de 1937 volvieron a Sevilla, antes pasaron por Tolosa para orar ante la tumba de su hijo Carlos. En San Sebastián le entregaron los objetos personales del fallecido Príncipe. En la mente de sus padres únicamente un pensamiento, trasladar a nuestra Ciudad los restos de su hijo muerto en Eibar. Nuestra Hermandad que conocia el interés por el traslado, escribió a don Carlos ofreciéndole la cripta, la carta la firman el Teniente de Hermano Mayor don Miguel Bermudo y el Secretario Segundo don Miguel Castaño, tiene fecha 8 de octubre de 1937.

Los tramites para el traslado de los restos del Príncipe comienzan en 1940 con las oportunas autorizaciones por parte de las autoridades para el enterramiento, proyecto de acondicionamiento de sepulturas, obras a realizar y demás documentos. Una vez en regla toda la documentación, don Carlos faculta expresamente con fecha tres de mayo de 1941, a don José Sebastián Bandarán, Capellán Real y de SS.AA.RR. y a don Joaquín Aramburu Luque, Coronel de Estado Mayor, para que recoger y trasladar a Sevilla el cuerpo de su hijo. La exhumación se realiza en el cementerio de Tolosa el 7 de junio del mismo año, el acta de entrega lo firman don José Sebastián Bandarán, don Joaquín Aramburu Luque y el Capellán del Cementerio Católico de Tolosa don Luis Ortigosa.

El día 9 de junio de 1941, a las ocho en punto de la tarde entra en la plaza del Salvador de Sevilla el furgón mortuorio con los restos del príncipe Carlos. En la plaza forma la 2ª Compañía Mixta de Ingenieros que le rinden honores militares conforme las Ordenanzas para Alféreces. En la escalinata de la Parroquia es recibido el féretro por el Clero parroquial con cruz alzada, cura párroco don Valeriano Gómez y los familiares acompañados por miembros de nuestra Hermandad con cirios rojos estandarte y varas, en funciones de Hermano Mayor don Miguel Bermudo Barrera.

Portaron el féretro hasta el crucero del templo el Coronel del 2º Mixto de Ingenieros don José Sánchez Laulhé, Primer Jefe del Batallón de Transmisiones Teniente Coronel don Manuel Alcalde, los Caballeros Maestrantes de la Real de Sevilla Marques de Esquivel y don Ildefonso Pacheco Quintanilla, los hermanos de la Santa Caridad Marques de Gómez de Barreda y don Antonio Serra Pickman y los hermanos de Pasión don Rodolfo Murga Machado y don Luis de la Campa. Seguían las representaciones de Hermandades a las que el Príncipe había pertenecido; don Eduardo Ybarra por el Silencio, don José Gayán por el Amparo, don Tomás de Aquino por los Estudiantes, don Pedro Tiernos por el Rocío de Triana y una nutrida representación del Rocío de Villamanrique.

En el interior y a ambos lados del crucero se colocaron los padres, hermanas y familiares mas allegados del fallecido: S.A.R. Alfonso de Borbón, S.A.R. Luis Alfonso de Baviera, S.A.R. Alfonso de Orleáns, S.A.R. Ataulfo de Orleáns y Sajonia, S.A.R. Augusto de Czartoryski y el Ayudante de don Carlos de Borbón y Borbón Sr. Aramburu Luque.

El féretro fue colocado en el catafalco y cubierto con la bandera Española y sobre ella un casco militar. El cardenal Segura dio comienzo a la ceremonia religiosa cantándose al final la Vigilia de cuerpo presente, acto seguido el ataúd fue conducido a la capilla Sacramenta donde se rezó un breve responso. Por la puerta que da a las dependencias de nuestra Hermandad fue trasladado hasta el patio de los naranjos donde se encuentra la cripta, una vez bajado el féretro se introdujo en el nicho central de los tres que hay a mano derecha conforme se desciende al recinto. De todo ello se levantó la correspondiente acta por el Secretario don Celestino López Martínez y refrendada por don Miguel Bermudo, don José Sebastián Bandarán y don Joaquín Aramburu Luque.

Carlos de Borbón y Orleáns creyó en Dios, espero de Dios y amó a Dios. Su extrema bondad, su religiosidad y sus muchas caridades, fueron suficientes para ganarse el aprecio y cariño de los sevillanos, también de todo aquel que le conoció y trató. Reposan sus restos junto a sus padres y su hermana Dolores, a los pies de su devoción, de su Cristo de Pasión y bajo el manto de Nuestra Señora de la Merced. ¡DESCANSA EN PAZ PRINCIPE!

José María Villajos Ruiz

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