viernes, 18 de septiembre de 2009

UNA SORPRESA EN LA CATEDRAL DE LIMA



Fotografías: flickr.com
Siempre se ha oído decir en nuestra ciudad cómo existe -y sin duda alguna, es bien cierto- una singular semejanza entre las imágenes, obras ambas de Juan de Mesa, de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y del Cristo de la Conversión, de la hermandad de Montserrat; de hecho, se ha descrito repetidas veces al segundo como "el Gran Poder crucificado". Algo similar ocurre, sorprendentemente, con una poco conocida obra de Juan Martínez Montañés ejecutada para la capilla de san Juan Bautista de la catedral de Lima, la "ciudad de los Reyes", en Perú. Contratado en 1607 y concluida su ejecución en 1622, el retablo sería diseñado por Diego López Bueno, y en el primer cuerpo del mismo figura este sorprendente Crucificado, cuyas hechuras recuerdan -salvando la colocación, por ejemplo, de los pies- otras obras de Montañés, como los Cristos de la Clemencia de Sevilla o del Auxilio (también en Lima), o incluso obras de su discípulo Mesa, como nuestro vecino el maravilloso Cristo del Amor. Algo que sorprende, sin embargo, es el evidente parecido entre la faz de este Crucificado de la capilla de san Juan Bautista de la catedral limeña y el rostro del mismo Señor de Pasión: desgraciadamente, las fotografías que adjuntamos solo pueden dar una pobre imagen de dicha semejanza, pero no podemos negar que, al igual que el Cristo de la Conversión puede describirse como un "Gran Poder crucificado", nuestro poco conocido Cristo limeño podría ser, también crucificado, un no poco fiel trasunto de la sublime imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión.

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