Gloria Gamito, ABC de Sevilla
De muestra con encanto por el tema, por su contenido y por la puesta en escena, calificó ayer el profesor Teodoro Falcón, su comisario, la exposición «La ciudad oculta. El universo de las clausuras de Sevilla» que se inauguró ayer en la Sala Villasís de la Fundación Cajasol. Falcón afirmó que es la primera vez que se hace una exposición antológica sobre los conventos sevillanos donde se han reunido piezas excepcionales por su calidad y cantidad. La muestra se compone de 54 piezas facilitadas por los conventos: 20 esculturas, 14 pinturas, 10 de artes decorativas y 10 de libros y documentos, además de las fotografías sobre los conventos sevillanos obra de Emilio Saenz. El autor a través de sus fotografías ha querido retratar la vida de oración y cotidiana de los conventos: el trabajo, la arquitectura y el culto a la muerte representado en las criptas y en el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel.
El gerente de la Fundación Cajasol, Fernando Vega, definió la muestra como laboriosa porque se ha preparado durante 15 meses de «complicaciones y dificultades», dijo que va a permitir sacar a la luz un tesoro oculto material e inmaterial y que «la conservación pasa por el conocimiento».
De los 16 conventos de clausura que hay en Sevilla, (contando en ellos el de Santa Clara, vacío desde los 90) han participado en la muestra 14. Declinaron participar las agustinas de la Encarnación, (Santa Marta) y las salesas de la Visitación.
El montaje de la muestra, divida en tres plantas,ha corrido a cargo de Juan Fernández Lacomba que calificó a la exposición de «difícil», por lo compleja y dijo que había querido hacer un montaje funcional y evocador. La muestra recrea los espacios conventuales y no falta la campana que marca la vida cotidiana y religiosa, y el plano del Convento de Santa Clara , simplificado que ha realizado la arquitecta Teresa Pérez Cano. Aunque es difícil destacar pieza alguna, el comisario, Teodoro Falcón, destacó el nazareno de Santa María de Jesús, Jesús del Perdón, obra de Juan de Mesa, que recuerda dijo, a Nuestro Padre Jesús de la Salud de La Candelaria, y el cuadro de Santa Teresa que pintó, «fea y legañosa» dijo ella, Fray Juan de la Miseria.
Entre las obras se encuentran el original del «Libro de las Moradas» que guardan las Teresas, el San Blas de Juan de Mesa de Santa Inés, Santa Ana y la Virgen, de Montañés, de Santa Ana, San Juan y Santa Clara, de Montañés, del convento de Santa Clara. De gran belleza son la cabeza de Cristo muerto de Pedro Roldán, del Espíritu Santo, el San Juanito de Risueño, de Santa Paula, y los fanales de Santa Rosalía.
Pieza estelar que ha sido restaurada para la muestra por Rocío Vigueras y Sierra Muñoz es una Virgen gótica de Mercadante de Bretaña, de Madre de Dios, reformada en el XVII. También se expone la antigua Virgen de la Merced de la Hermandad de Pasión que se encuentra en depósito en el convento de San José, de las mercedarias.
De muestra con encanto por el tema, por su contenido y por la puesta en escena, calificó ayer el profesor Teodoro Falcón, su comisario, la exposición «La ciudad oculta. El universo de las clausuras de Sevilla» que se inauguró ayer en la Sala Villasís de la Fundación Cajasol. Falcón afirmó que es la primera vez que se hace una exposición antológica sobre los conventos sevillanos donde se han reunido piezas excepcionales por su calidad y cantidad. La muestra se compone de 54 piezas facilitadas por los conventos: 20 esculturas, 14 pinturas, 10 de artes decorativas y 10 de libros y documentos, además de las fotografías sobre los conventos sevillanos obra de Emilio Saenz. El autor a través de sus fotografías ha querido retratar la vida de oración y cotidiana de los conventos: el trabajo, la arquitectura y el culto a la muerte representado en las criptas y en el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel.
El gerente de la Fundación Cajasol, Fernando Vega, definió la muestra como laboriosa porque se ha preparado durante 15 meses de «complicaciones y dificultades», dijo que va a permitir sacar a la luz un tesoro oculto material e inmaterial y que «la conservación pasa por el conocimiento».
De los 16 conventos de clausura que hay en Sevilla, (contando en ellos el de Santa Clara, vacío desde los 90) han participado en la muestra 14. Declinaron participar las agustinas de la Encarnación, (Santa Marta) y las salesas de la Visitación.
El montaje de la muestra, divida en tres plantas,ha corrido a cargo de Juan Fernández Lacomba que calificó a la exposición de «difícil», por lo compleja y dijo que había querido hacer un montaje funcional y evocador. La muestra recrea los espacios conventuales y no falta la campana que marca la vida cotidiana y religiosa, y el plano del Convento de Santa Clara , simplificado que ha realizado la arquitecta Teresa Pérez Cano. Aunque es difícil destacar pieza alguna, el comisario, Teodoro Falcón, destacó el nazareno de Santa María de Jesús, Jesús del Perdón, obra de Juan de Mesa, que recuerda dijo, a Nuestro Padre Jesús de la Salud de La Candelaria, y el cuadro de Santa Teresa que pintó, «fea y legañosa» dijo ella, Fray Juan de la Miseria.
Entre las obras se encuentran el original del «Libro de las Moradas» que guardan las Teresas, el San Blas de Juan de Mesa de Santa Inés, Santa Ana y la Virgen, de Montañés, de Santa Ana, San Juan y Santa Clara, de Montañés, del convento de Santa Clara. De gran belleza son la cabeza de Cristo muerto de Pedro Roldán, del Espíritu Santo, el San Juanito de Risueño, de Santa Paula, y los fanales de Santa Rosalía.
Pieza estelar que ha sido restaurada para la muestra por Rocío Vigueras y Sierra Muñoz es una Virgen gótica de Mercadante de Bretaña, de Madre de Dios, reformada en el XVII. También se expone la antigua Virgen de la Merced de la Hermandad de Pasión que se encuentra en depósito en el convento de San José, de las mercedarias.
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