Hoy, Su Majestad el Rey don Juan Carlos, Hermano de nuestra Archicofradía Sacramental de Pasión desde 1949 y Medalla de Oro de la misma (1988), ha visitado la Iglesia Colegial del Salvador y nuestra Capilla Sacramental, donde ha rezado una oración ante nuestros Sagrados Titulares, siendo recibido en la misma por nuestro Hermano Mayor y nuestro Teniente de Hermano Mayor. Transcribimos la noticia:
SEVILLA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Rey don Juan Carlos inauguró hoy la restaurada Iglesia del Divino Salvador de Sevilla, en una jornada lluviosa en la que estuvo arropado por cientos de sevillanos que se congregaron desde horas antes en la céntrica Plaza del Salvador.
Minutos antes de las 12.30 horas, don Juan Carlos llegó a las puertas del templo, donde le esperaban el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, el presidente de la Junta, Manuel Chaves, el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, la consejera de Cultura, Rosa Torres, y el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín. Sin paraguas pese a la constante lluvia que caía desde primeras horas de la mañana, el monarca bajó del coche oficial y saludó a la multitud que llenaba la Plaza del Salvador para entrar posteriormente en la iglesia, donde se despojó de la gabardina antes de ocupar su asiento frente al altar mayor para presidir la ceremonia. Amigo Vallejo subió al atril para agradecer al Rey su presencia en el acto oficial de inauguración de la restauración de la Iglesia del Salvador y pidió "a Dios que le bendiga y se lo premie a su persona y a toda su familia". Así, definió el templo sevillano como "un Evangelio vivo donde la piedra, el retablo y las imágenes hablan de Dios" y manifestó su agradecimiento en nombre de la Iglesia a "cuantos han hecho posible esta ejemplar restauración", entre los que nombró al Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y el que fuera vicepresidente del Gobierno cuando se inició el proceso, Javier Arenas. Además, hizo referencia a las contribuciones del pueblo de Sevilla y de entidades privadas y quiso resaltar "el reconocimiento especial que merece Juan Garrido Mesa, alma y magnífico gestor de esta tarea", que falleció en mayo de 2007, pocos meses antes de ver terminada la obra de la que fue delegado episcopal durante años. Después de las palabras del cardenal, el grupo de música barroca 'Armoniosi Concerti' ofreció un concierto en el que la soprano Marta Almajano interpretó tres temas, tras el cual don Juan Carlos descubrió una placa conmemorativa de su visita al templo, al que no acude desde que en 1992 le fuera entregada la Medalla de Oro de la Hermandad de Pasión. A continuación, el monarca recorrió con detenimiento todo el templo, oyendo atentamente las explicaciones del arquitecto encargado de la obra de restauración, Fernando Mendoza, y fue deteniéndose en cada una de las capillas hasta llegar a la de la Hermandad de Pasión, donde descansan los restos mortales de sus abuelos maternos, el Infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias y la Princesa Luisa de Orleans. Una vez allí, rezó un Padre Nuestro en compañía de Amigo Vallejo poniendo así fin a su recorrido por el templo, del que salió sobre las 13.15 horas tras firmar en el Libro de Honor. A la salida, la multitud allí congregada repitió los vítores de la entrada, que fueron respondidos con un saludo por parte del monarca.
El Rey don Juan Carlos inauguró hoy la restaurada Iglesia del Divino Salvador de Sevilla, en una jornada lluviosa en la que estuvo arropado por cientos de sevillanos que se congregaron desde horas antes en la céntrica Plaza del Salvador.
Minutos antes de las 12.30 horas, don Juan Carlos llegó a las puertas del templo, donde le esperaban el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, el presidente de la Junta, Manuel Chaves, el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, la consejera de Cultura, Rosa Torres, y el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín. Sin paraguas pese a la constante lluvia que caía desde primeras horas de la mañana, el monarca bajó del coche oficial y saludó a la multitud que llenaba la Plaza del Salvador para entrar posteriormente en la iglesia, donde se despojó de la gabardina antes de ocupar su asiento frente al altar mayor para presidir la ceremonia. Amigo Vallejo subió al atril para agradecer al Rey su presencia en el acto oficial de inauguración de la restauración de la Iglesia del Salvador y pidió "a Dios que le bendiga y se lo premie a su persona y a toda su familia". Así, definió el templo sevillano como "un Evangelio vivo donde la piedra, el retablo y las imágenes hablan de Dios" y manifestó su agradecimiento en nombre de la Iglesia a "cuantos han hecho posible esta ejemplar restauración", entre los que nombró al Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y el que fuera vicepresidente del Gobierno cuando se inició el proceso, Javier Arenas. Además, hizo referencia a las contribuciones del pueblo de Sevilla y de entidades privadas y quiso resaltar "el reconocimiento especial que merece Juan Garrido Mesa, alma y magnífico gestor de esta tarea", que falleció en mayo de 2007, pocos meses antes de ver terminada la obra de la que fue delegado episcopal durante años. Después de las palabras del cardenal, el grupo de música barroca 'Armoniosi Concerti' ofreció un concierto en el que la soprano Marta Almajano interpretó tres temas, tras el cual don Juan Carlos descubrió una placa conmemorativa de su visita al templo, al que no acude desde que en 1992 le fuera entregada la Medalla de Oro de la Hermandad de Pasión. A continuación, el monarca recorrió con detenimiento todo el templo, oyendo atentamente las explicaciones del arquitecto encargado de la obra de restauración, Fernando Mendoza, y fue deteniéndose en cada una de las capillas hasta llegar a la de la Hermandad de Pasión, donde descansan los restos mortales de sus abuelos maternos, el Infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias y la Princesa Luisa de Orleans. Una vez allí, rezó un Padre Nuestro en compañía de Amigo Vallejo poniendo así fin a su recorrido por el templo, del que salió sobre las 13.15 horas tras firmar en el Libro de Honor. A la salida, la multitud allí congregada repitió los vítores de la entrada, que fueron respondidos con un saludo por parte del monarca.
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