Hacemos nuestro este conocido proverbio, que alude al hecho de cómo la inexistencia de noticias puede ser a menudo una buena noticia en sí misma. Queremos hacer referencia con ello a la situación de Juan Ignacio, nuestro capiller, que –como sin duda muchos de vosotros ya sabéis- tras su hospitalización ha regresado ya a su casa donde actualmente se encuentra en una fase de recuperación y rehabilitación: según parece, gracias a Dios, se halla ya fuera de mayores peligros, tras una operación que se le realizó a inicios del verano. Las noticias sobre su salud, que en un principio llegaron a ser preocupantes, a día de hoy auguran una recuperación cierta. Ya mejorado por tanto, sigue recibiendo noticias de nuestra Hermandad de la mano de los hermanos de nuestra Archicofradía que han pasado a visitarlo; y le acompaña también en su convalecencia un cordón de las manos del Señor, para que tenga siempre presente a su lado a la venerada Imagen a la que sirve y acompaña en su quehacer diario. De hecho, lo primero que pidió para tenerla cerca tras despertar, fue una estampa de Jesús de la Pasión, que se puso al lado de su cama. Durante estos días, su puesto está siendo cubierto por don Pedro Hernando y don Francisco Silva: el primero realiza su labor de lunes a viernes en el horario habitual y el segundo sábados y domingos, con el fin de continuar manteniendo abierto al servicio de hermanos, devotos y visitantes el acceso a la Hermandad y el Besapié Permanente del Señor. Agradecemos desde aquí el buen trato de ambos y su preocupación por hacerse con el manejo y el funcionamiento de nuestra Capillería.
“Si no hay noticias, buenas noticias”: sólo queda repetir este antiguo adagio confiando en que la situación finalmente favorable y estable en la salud de nuestro querido Juan Ignacio haga bueno este refrán, esa salud de nuestro capiller por la que todos pedimos a ese Jesús de la Pasión que Juan Ignacio custodia y cuida con tanto amor y con tanto celo.
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