"Suscribió entonces el artista las siguientes palabras en la escritura de concierto de la imagen aludida [el Cristo de la Clemencia], que publicó nuestro querido maestro don Joaquín Hazañas: 'El dicho Cristo Crucificado ha de estar vivo, con la cabeza inclinada sobre el pecho mirando a cualquier persona que estuviese orando al pie de él, como que está el mismo Cristo hablándole y como quejándose que aquello que padece es por el que está orando, y así ha de tener los ojos y rostro con alguna severidad y los ojos del todo abiertos'.
La frase copiada vino a nuestra memoria muchas veces rezando ante la imagen de Jesús de la Pasión por la serena actitud y severidad expresiva de su rostro: ninguna nota trágica ni de violencia advertimos en su semblante ni en su contorno, sólo se admira la ponderada y apacible elegancia del clasicismo que dominaba y seguían los estudiosos y los artistas de aquella época, el robusto y armónico renacimiento italiano mezclado ya en proporción singularísima con el barroco hispalense, ascético unas veces, místico otras, pero siempre exuberante de vida y de majestad, principios que animan y caracterizan hasta el fin el arte de Juan Martínez Montañés [...]."
No hay comentarios:
Publicar un comentario