N.P. Jesús de la Pasión: Óleo sobre metal (s.XIX) |
En entradas anteriores nos referíamos al estudio documental editado por N.H.D. Celestino López Martínez en 1939, en el que se daban algunas noticias acerca de la fundación y el devenir de nuestra Hermandad y de la factura de la imagen del Señor, de las que ya hemos dado algunas referencias en anteriores entradas de este blog y que continuamos en esta nueva entrada, gracias a la gentileza de N.H.D. Antonio Jiménez Minaya, que nos ha facilitado el texto. López Martínez da la primera noticia del testimonio notarial, otorgado ante escribano público en los primeros días de marzo de 1557, en el que los oficiales de la Hermandad de los Martirios y Sangre (nombre de nuestra Archicofradía en aquel momento), que residía en la Casa Grande de la Merced de Sevilla, otorgaban poder al escribano Juan de Bustamante para sacar copia de las Reglas de la Hermandad de Pasión de Valladolid, cambiando posteriormente su nombre por el que hoy ostenta, y sus Reglas vigentes hasta entonces por las nuevas, a imagen de la cofradía vallisoletana. Un mes más tarde, en abril de dicho año, la Hermandad pleiteaba con las otras cofradías de la nómina del Jueves Santo (en aquel momento se trataba de la Concepción de Regina, las Cinco Llagas -Trinidad-, la Verónica -Valle-, la Encarnación de Triana, la Piedad, la Soledad, San Juan Bautista, etcétera) para ser la única que pudiera salir con disciplinantes en la noche del Jueves Santo. No era sin embargo solo cofradía de disciplina, ya que en 1579 está documentado -gracias a una concordia con la comunidad mercedaria- el uso de un espacio conventual para formar tanto disciplinantes como hermanos de luz. Años atrás (1570), el Nazareno titular por entonces de la Hermandad había salido a la calle en rogativa de lluvias, que se produjeron nada más encerrarse la imagen en el templo. Realizaba también ricas fiestas a sus titulares y a otras advocaciones pías: concretamente al Santísimo con un carro teatral, danzas y música de ministriles. De 1573 tenemos también una numerosa lista de cofrades: los Vargas, Caballero, Minaya, Chaves, Girón, Santillán, Escalante de Mendoza, Melgarejo, Medina o Tapia se suceden en sus páginas, individuos muchos de ellos vinculados a las flotas de Indias, como hemos recordado en anteriores entradas: esta relación con las armadas que realizaban la travesía atlántica se potenció con la facultad otorgada a los maestres de nao para recibir nuevos hermanos en la Cofradía, como ocurriría en la Armada del Adelantado Pedro Meléndez Valdés, y de cobrar los legados que a aquella beneficiaren. En 1581, la Hermandad conseguiría nuevos privilegios eclesiásticos. Tres años más tarde (abril de 1584), solicitaba le fueran agregadas "las once hermandades y cofradías de sangre de Sevilla que las advocaciones dellas son los pasos de la Pasión de Jesucristo", aunque tal intención no prosperara en aquel momento. Bien es cierto que finalmente sí llegaría a fusionarse con la Hermandad de la Merced, establecida en su convento Casa Grande en 1584, que se había unido con la Expiración (el Museo) antes de 1607, de la que se separaría con posterioridad, uniéndose finalmente a la de Pasión y creando, en consecuencia, la Hermandad que hoy conocemos: muchos avatares sufriría nuestra actual Archicofradía en años futuros, avatares bien conocidos, pero que reseñaremos en el futuro en este Blog.
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