Por su interés, reproducimos en el blog de la Hermandad la carta, que hemos recibido esta mañana, de un hermano de Pasión. Escrita tras la lectura de la "carta abierta" a los hermanos de nuestra Archicofradía publicada ayer en Diario de Sevilla y firmada por uno de los cuatro recurrentes, el señor Bustamante Esquivias, realiza una reflexión serena y clarificadora, lejos de interpretaciones parciales, tanto de los argumentos como de la intencionalidad de la misma. La ofrecemos a continuación:
LA CARTA ABIERTA DE LOS DE SIEMPRE
Hasta ahora, el que ha guardado discreto silencio he sido yo; pero ya me he cansado. Y después de leer lo de ayer jueves en el Diario de Sevilla, firmado por Javier Bustamante Esquivias, me apetece pronunciarme sobre la postura de los firmantes de sucesivos recursos, recogiendo la opinión de muchísimos hermanos a los que les he oido decir lo mismo que voy a exponer.
Y es que, los de siempre, pretenden presentarse ante nuestra Hermandad como discretos, como verdaderos defensores de la palabra y la democracia interna, y como salvaguardadores de las esencias de antaño. Y para eso no dudan en hacer afirmaciones que ni son ciertas ni responden a la realidad.
Lo primero que hay que decir es que, si hay que referirse a la discreción, ese ha sido el sello de la actual Junta de Gobierno, que no ha hecho declaraciones en la prensa, salvo para reiterar que estará siempre a lo que decida la Autoridad Eclesiástica. Los impugnantes se han permitido hacer afirmaciones tendenciosas en artículos publicados en días señaladísimos para nuestra Hermandad; nada menos que en la Función Solemne y el Jueves Santo.
Subrayo seguidamente que los recursos son sólo de quienes los firman. Y no vale decir que "son numerosos los que han expresado su adhesión". O firman todos o esos supuestos adheridos no son "recurrentes". Así es que, de momento, lo que tenemos son los cuatro firmantes de siempre, y los otros tres o cuatro que dan las indicaciones y que son los verdaderos instigadores de todo esto.
A continuación hay que resaltar el hecho de que acudan siempre al Cabildo General que suspendió la música a principios del siglo XX. Aquello fue una decisión soberana respetada por todos los hermanos; de los que votaron en un sentido, y de los que lo hicieron en el contrario. Fueron unos verdaderos demócratas que respetaron la decisión mayoritaria. Y nadie impugnó nunca lo acordado por mayoría.
Lo de ahora también se ha decidido en Cabildo General, como en aquél de hace cien años, de forma mayoritaria y soberana. Pero ahora hay unos cuantos señores que pretenden saltarse esa decisión, buscando imponer su criterio a base de recurso tras recurso. Y lo más sorprendente de todo es que afirman ser demócratas y que defienden la libertad de expresión.
A propósito de la libertad de expresión, estos señores intentan confundir a la opinión pública. Dicen que no se les dio la oportunidad de expresarse y que tampoco se les concedió derecho de réplica. Es absolutamente falso. Lo primero que hay que decir es que todo aquél que quisiera alegar a la propuesta de Reglas, podía hacerlo por escrito durante un plazo de tiempo verdaderamente dilatado.
Al comienzo del Cabildo celebrado el pasado diciembre - en el que yo estuve- se acordó y votó que sólo los que hubieran presentado alegaciones tendrían derecho de voz para defender sus propuestas. Y se votó tambien el procedimiento que se seguiría: defensa de la alegación y contestación por parte del miembro de la Junta de Gobierno que designase el Hermano Mayor, o por él mismo. Y eso es lo que se hizo. Y ahora, estos pocos señores tratan de contar torticeras y tendenciosas historietas, con el fin de retrasar la aprobación de las Reglas.
Conviene decir algo relativo a la afirmación que hacen de que no quieren retrasar la aprobación y que, precisamente por ello, sólo plantean su recurso a dos Reglas concretas. No es verdad. Así de rotundo y así de claro.
Los argumentos que presentan no son sólo de aplicación a las dos Reglas que dicen recurrir, sino a la totalidad. Y eso es lo que impide su aprobación.
Ahora están intentando desviar su responsabilidad diciendo que no es culpa de ellos, sino de la Autoridad Eclesiástica.
Aquí lo que subyace es bien claro. Y no hay que darle vueltas. Hay unos cuantos señores que perdieron unas elecciones democráticas y que no han sabido perderlas. Y unos recurriendo y otros en la sombra, no paran de ir a la contra, creyendo que con eso desacreditan a los componentes de la actual Junta de Gobierno, sus "vencedores". Lo que hacen en realidad es un daño inmenso a nuestra Hermandad, que aparece como dividida en los medios de comunicación, siendo así que goza de una sólida unidad, golpeada permanentemente por esos pocos incordiantes que hay en toda organización humana. ¡Qué pena, Señor! ¡Y en una Hermandad como la nuestra!
Firma: un hermano cansado ya de la actitud de estos señores.