Hace escaso tiempo, traíamos a nuestro blog una noticia que hubiéramos deseado fervientemente que jamás figurara en él: la agresión a la sagrada imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Este hecho provocó que, en el siguiente Cabildo de Oficiales, se plantearan diversas medidas para proteger a nuestros Titulares, garantizando también la seguridad de la capilla y de la Casa Hermandad. Finalmente, se ha instalado un sistema de control por cámaras y grabación permanente -tanto en la propia capilla sacramental como en todas nuestras dependencias- y una mampara de seguridad blindada que limita absolutamente el acceso al Señor, permitiendo sin embargo el besapié permanente. Esta mampara y la supresión de los escalones de apoyo laterales (cuya función era únicamente estética) situados en la parte trasera del altar, protegen a la imagen impidiendo que sea accesible. Desgraciadamente, estas medidas son signo de los tiempos: unos tiempos difíciles para los cristianos, hostigados desde todos los frentes, y a merced de unas actuaciones vandálicas que posteriormente apenas pasan factura a quienes las cometieron, aunque agredan nuestra conciencia más íntima.
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