Fotografía: J. Javier Comas, Pasión en Sevilla |
José Gómez Palas. el Correo de Andalucía
No es ni un espectáculo, ni una obra de teatro –a pesar de la presencia de actores– ni tampoco un concierto, ni un auto sacramental. Lo vivido anoche en la Colegial del Salvador tiene difícil catalogación artística. Podría decirse que es, sencillamente, uno de los actos más bellos, singulares y conmovedores que se hayan programado en los últimos tiempos en el universo de las cofradías. Una escenificación distinta, especial y única de la Noche Oscura del Alma, célebre poema del místico abulense San Juan de la Cruz (1542-1591), que se desarrolló en una iglesia del Salvador sin luz eléctrica, desprovista de megafonía e iluminada tan solo por «libras de cera» en un intento por recrear la atmósfera que debió vivir el imaginero Juan Martínez Montañés al gubiar la imagen del Nazareno de Pasión, obra cumbre del arte religioso universal.
Fotografía: Fran Silva |
Después de la alocución inicial del hermano mayor, los asistentes fueron conducidos al interior de la Colegial por dos figurantes vestidos de negro, «sombras del pasado», que portaban faroles de mano. Ya en el interior, las pupilas debían reaccionar y dilatarse para responder a la tenue luz. El Nazareno aparecía sobre el estrado levantado al efecto en estos días bajo la cúpula del Salvador para conmemorar los 400 años de su hechura, iluminado tan sólo por dos cirios encendidos, una iluminación natural que fue in crescendo con nuevos puntos de luz a medida que avanzaba la representación hasta hacer resplandecer el presbiterio y los altares laterales, en una metáfora de que «la luz de Dios nos llega a través de la mística».
Fotografía: J. Javier Comas, Pasión en Sevilla |
No hay comentarios:
Publicar un comentario