jueves, 5 de febrero de 2009

(VI) DEL PREGÓN DE D. FRANCISCO J. RUIZ TORRENT, 2002


[...] Y por aquel mismo entorno de la calle Cuna, tan sólo unas horas después, he visto caminar a Dios por la ciudad. He sentido todo el peso de su cuerpo macerando mi hombro en más de una ocasión, cuando por privilegio de sus hermanos, que también son los míos, lo he portado hasta ese Sagrario de plata en el que es conducido la noche del Jueves Santo por Sevilla. He sentido su pie acariciando mi mejilla y sus ojos taladrando mi cuello. ¡Ay Señor de Pasión!
Como en una fugaz aparición hemos visto de cerca el rostro de Dios. Quedamos impregnados por su aroma, ese aroma que apenas nos deja terminar una oración. En la estrechura de la calle, ya en lontananza, adivinamos su silueta que se aleja... Ya ha pasado por Cuna el Señor de Pasión. Un año más Dios se dispone a recorrer la ciudad. Y en el silencio de la noche, un negro penitente con escudo mercedario al pecho y una cruz sobre el hombro, irá musitando muy quedamente: ¡Pasión de Cristo, confórtanos! [...]

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