Ayer tuvo lugar el esperado Cabildo Extraordinario de Reglas -el cuarto Cabildo de este tenor que esta Hermandad convoca en algo menos de un año y medio- y que decidía asuntos tan importantes como la definición de las Reglas que nos regirán durante las próximas décadas, y que había que adaptar a las Normas Diocesanas para que pudieran ser aprobadas. En el contexto de dichas nuevas Reglas, se votaron igualmente asuntos que convocaron no poco interés e incluso dialéctica, tanto dentro como fuera de nuestra Hermandad: la música -fúnebre- acompañando el palio de la Virgen (opción que resultó aprobada), el Cirineo (cuya presencia al lado de nuestro Titular en su paso se desechó definitivamente) o la salida procesional con inclemencias del tiempo (opción que finalmente tampoco fue aprobada). Pero no eran, pese a la repercusión que estos tres temas hayan podido recibir de los medios, los únicos que se ponían ayer a la aprobación de los hermanos: la formación -un capítulo inédito en nuestras Reglas hasta hoy-, el final de la dicotomía cargos sacramentales/cargos de Pasión (respetando siempre el espíritu sacramental de nuestra Archicofradía), etcétera, son ejemplos de aquello que se ha aprobado, y entendemos como nuevo y bueno. Fue ejemplar, como decimos, el comportamiento de los hermanos y hermanas de Pasión en un Cabildo que comenzó pasadas las nueve de la noche y que terminó a las dos menos cuarto (minuto más o menos) de la madrugada, en el que se votaron -leyeron, expusieron, explicaron o alegaron- 137 reglas y varias disposiciones añadidas, una a una, por parte del Hermano Mayor o los miembros de la Junta designados a tal efecto, siendo defendidas sus alegaciones por los ponentes de las mismas. Esto, lógicamente, hizo alargarse el Cabildo, aunque hay que decir -repetimos- que un muy numeroso grupo de hermanos permanecieron en el Salvador hasta la finalización de las preces. En síntesis, creemos que debemos felicitarnos todos por la conclusión final de una serie de cuestiones que llevaban, más o menos, enquistadas desde no poco tiempo atrás; y por haber regularizado, ante las instancias eclesiásticas, unas Reglas que ahora -esperamos que sin demora y en breve- sean aprobadas por la autoridad eclesiástica sin mayores complicaciones. Finalmente, el próximo año veremos en la calle, Dios mediante, a Nuestra Madre y Señora de la Merced acompañada por algunas de las valiosas composiciones musicales que conforman el rico patrimonio de nuestra Archicofradía. Felicidades a todos.
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